Mis muros son especiales, no por su tamaño o por forma; son únicos porque resguardan el recuerdo de un gran hombre, protegen la historia y la fe de una nación. Hoy en día, me conocen como los “Baños del Emperador Fasilidas”, ya que fue él quien me mandó construir. Perteneciente a la dinastía del Rey Salomón y Makeda, la Reina de Saba, Fasilidas, a quien llamaban Alam Sagad (aquel ante el mundo se inclina), fue uno de los más importantes gobernantes de Abisinia, nombre con el que hace cinco siglos, se conocía a la región que hoy llamamos Etiopía.
Los grandes hombres dejan testimonios de su grandeza y Fasilidas es prueba de ello. Fundó la ciudad de Gondar en 1636, –donde me encuentro– a la que algunos llaman Camelot de África y la estableció como la capital del reino. Mandó construir su famoso castillo, la iglesia de Debre Berhan Selassie y por supuesto a mí, situándome en la parte noroeste de la ciudad.
Soy un pequeño palacio de dos pisos, construido sobre arcos. Mis muros de piedra tienen reminiscencias del estilo moro y del barroco europeo que trajeron los misioneros jesuitas.
Dentro de ellos se lleva a cabo una de las fiestas más importantes en mi país. Tengo una pequeña torre, que junto el estilo tradicional de piedra, me da una apariencia medieval. Cuento con varias habitaciones a las que se puede acceder por un puente, esto resulta de gran utilidad ya que me me ubico en el centro de una alberca cuadrada. Y escuchen bien esto: durante unos días al año, esta alberca se llena del agua procedente del Río Qaha para celebrar Timkat o la fiesta de la Epifanía, en la que rememoramos el bautismo de Jesús en el Río Jordan. Me veo espectacular, pero no podemos tenerla así todo el año ya que el agua estancada trae serios problemas de salud. Poco a poco, mi castillo queda totalmente rodeado de agua para la celebración. Miles de personas vestidas de blanco llegan de todas partes del país para presenciar la ceremonia. Los sacerdotes se visten de gran gala y bajo su sombrilla ceremonial, en ese día tan especial sacan a vista de todos el Tabor. Solamente en esta festividad un laico puede verlo y es un privilegio, ya que el Tabor es una copia del Arca de la Alianza que, de acuerdo a nuestras creencias, está a buen resguardo en la Iglesia de Santa María de Sión, en Axum.
Los etíopes somos un pueblo muy religioso. No olvidemos que después de Armenia; Abisinia fue el segundo país en abrazar la fe cristiana. Hasta el día de hoy, la religión ortodoxa de Etiopía es practicada por la mayoría de la población. Ni siquiera las escarpadas montañas pueden apartar a la gente de su fe. Las iglesias más remotas están siempre llenas de visitantes. El Tabor es parte de nuestra identidad como para nuestros hermanos mexicanos lo es la Virgen de Guadalupe.
Timkat se lleva a cabo en el décimo día de Terr, el quinto mes etíope. Lo que para ustedes equivale al 19 de enero. Ahora estamos en el año 2015. No, no me he vuelto loco, hay que recordar que en Etiopía usamos un calendario basado en el Alejandrino que, a su vez, se basa en el egipcio y tiene ocho años de diferencia con el Gregoriano. Tampoco tenemos el mismo horario. Nuestro día comienza cuando rompe el alba, así que la hora cero es a lo que ustedes llaman las seis de la mañana.
Sin duda, son un edificio especial, por ello, la UNESCO, junto a otras importantes estructuras de la Ciudad de Gondar, reconoció a mis muros como patrimonio de la humanidad. ¡Cómo me gustaría que se enterara el Emperador! ¿Saben? Podemos conocer mucho de las culturas sus edificios y de las personas también. Por ello, cuando me miran con atención, mis muros reflejan la inquebrantable fe del Emperador Fasilidas y la cultura de un pueblo que cuenta con una historia milenaria y el orgullo de no haber sido conquistados jamás.
Feliz domingo a todos. Gracias por leerme.
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