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  • Foto del escritorFernanda de la Torre V

SI LOS MUROS HABLARAN - Castillo de Bran - ¿Hogar de Drácula?




A pesar que le llaman el “hogar de Drácula” él tiene otros datos.ejemos que el Castillo de Bran, en Transilvania, nos cuente su historia.


¿Qué quieren que les diga? Me molesta, en verdad que se me conozca por una relación un tanto casual con un personaje de novela. No es que no me guste la literatura, pero habiendo sido testigo de tantos eventos históricos, el que mi historia se limite a un par de noches, molesta.


Antes de contarles acerca de mis muros, quiero hablar del lugar dónde se encuentran. Este hermoso lugar al que llamamos Transilvania y hoy forma parte de Rumania. Estos territorios, formaron parte de un regalo del Rey Andrés III a los Caballeros Teutones, orden religiosa formada en Palestina durante las cruzadas. El generoso regalo tenía un propósito: defender la frontera sur de Transilvania de los invasores. Los cruzados construyeron una fortaleza en 1226. En 1337 el rey, otorgó a los sajones que habitaban Bran el permiso de construir un castillo.


Mi construcción finalizó hasta 1388, como me situaron sobre una colina tengo una vista espectacular a los prados y poblados vecinos. Ideal para la defensa. Me construyeron, a la usanza de la época: fuertes muros y altas torres, así que servía también de fortaleza, para impedir las invasiones otomanas. Recuerdo con frecuencia los apurados pasos de los soldados en sus rondas por mis pasillos, siempre pendientes del peligro. La defensa no era mi única función; aunque cumplí bien con ese propósito. Por estar ubicado en la frontera hacía las veces de aduana, vigilando los bienes que entraban y salían de Transilvania.


A pesar de mi edad, me veo muy bien. Con el paso del tiempo he tenido varios cambios y renovaciones. Los sajones de Brasov, compraron el derecho a usar el castillo por diez años, arrendamiento que se extendió durante varios más. Tuve varios dueños. Sin embargo, a pesar de que Transilvania formó parte del Imperio de los Habsburgo desde 1687, la promesa ofrecida a los príncipes de Transilvania, fueron siempre respetadas. En 1723 pasé por otra seria remodelación. El tiempo había causado sus estragos, mis fuertes muros estaban descuidados, y se resquebrajaban, eso y una inoportuna explosión de pólvora, hicieron que requiera de una remozadita.


En 1918 Transilvania pasó a formar parte de Rumania. Los habitantes de la región, generosos, ofrecieron mis muros a la Reina María, una gran mujer, quien se enamoró de mí y me acondicionó como residencia de verano para la familia real.


Poco a poco se incorporaron a mis muros las comodidades de lo que llamamos vida moderna: llegaron la luz y el agua corriente que, debo reconocer, son más confortables y seguros que los pozos y velas de la edad media. Para recordar a su natal Inglaterra, María construyó un estanque, una casa de té y un jardín inglés. A su muerte, pasé a manos de su hija, la Princesa Ileana. Ella y su familia tuvieron que abandonar Rumania en 1948 para huir del comunismo. Los castillos no son bien vistos en esos regímenes así que terminé siendo un museo de trajes medievales. Ileana, me visitó poco antes de su muerte, ¡Cómo le dolió mi verme en tan mal estado!. Su dolor se sumó al mío. ¿Saben? En su tumba hay tierra que se encontraba a los pies de mis muros. Ella misma la recogió antes de huir en exilio. Su marido entabló una demanda para que volviera a ser de su propiedad; cosa que sucedió a principios del siglo XXI. Para entonces ya estaba abierto al público y era una atracción turística, lo que soy hasta el día de hoy.


Ahora que conocen mi historia, estarán de acuerdo conmigo en que no es correcto que sólo se me conozca por mi “supuesta” relación con Vlad Tepes o Vlad Draculae (el empalador); sanguinario príncipe, que subió los impuestos sin mesura y asesinó cruelmente a miles de habitantes. Fue él la inspiración para Bram Stoker y su afamada novela El Conde Drácula. Entiendo que los amantes de los vampiros quieran verme como suyo, pero la verdad es que el infame Vlad solo pasó aquí solamente un par de noches y en una mazmorra y Bram Stoker jamás visitó Transilvania.



Feliz domingo a todos. Gracias por leerme.


Espero tu opinión dejando un comentario en el blog, en mi cuenta de Twitter @FernandaT o en mi correo: info@neteandoconfernanda.com




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