“Que la alegría de la resurrección nos levante de la soledad, la debilidad y la desesperación a la fuerza, la belleza y la felicidad” Floyd W. Tomkins
Para el cristianismo, la celebración de la pascua es la fiesta central en la que se conmemora la resurrección de Jesucristo después de tres días de haber sido crucificado. Es el fundamento de la fe cristiana. La pascua señala el fin de la Semana Santa. Es una celebración de renacimiento y vida. El domingo de Pascua no tiene una fecha establecida, a diferencia de la la Navidad. Se conmemora en el primer domingo después de primera la luna llena posterior al equinoccio de primavera. Por ello, la celebración algunas veces es en marzo y otras en abril.
¿Cómo llegó el conejo de Pascua al festejo? Hay muchas versiones, pero todas coinciden que es un sincretismo. Desde hace siglos, en ciertas partes de Europa, durante Eosturmonath (el mes que hoy llamamos abril), se celebraba a la Diosa Eostre, que representa a la primavera y la fertilidad. Los conejos, que se asocian con la fertilidad, se usaban desde entonces para las festividades, al igual que los huevos y flores. Se cree que la palabra Easter (Pascua en inglés) deriva del nombre de la diosa. En muchas culturas, el huevo significa el inicio de la vida o un renacimiento. En varios países se regalan huevos de chocolate a los amigos y la familia para desearles una buena Pascua. Es un regalo de esperanza. La tradición pagana y la católica coinciden en un renacimiento, un nuevo comienzo.
Los nuevos comienzos son siempre importantes y realmente no necesitan una fecha especial, pero siempre es útil aprovechar el calendario para nuestros buenos propósitos. Esta temporada cuando recién empieza la primavera, es una buena temporada para limpiar y ordenar.
La limpieza no sólo es saludable, nos hace sentir bien. Después de limpiar u ordenar un rato, sentimos paz y calma. En esta época del año, muchos practicamos lo que conoce como “limpieza de primavera”. Esta no es la limpieza como la que realizamos todos los días; sino una limpieza exhaustiva de arriba a abajo, limpiando todas las superficies que generalmente no limpiamos y tirar (¡ouch!) lo que ya no necesario.
Esta costumbre de limpiar en primavera tiene orígenes milenarios. Hay quienes piensan que el origen de esta tradición, se basa en la antigua costumbre judía de limpiar la casa en preparación de la fiesta de Pascua. Los antiguos persas limpiaban su casa a fondo antes del equinoccio de primavera que marcaba también el inicio de año y del festival de Nowruz. Entre otras costumbres, las personas se visitan mutuamente, así que sería bastante conveniente tener la casa limpia. En Europa, la limpieza de primavera, es una tradición milenaria en varios países. Más allá de del origen de esta tradición, lo cierto es que con el clima más cálido se antoja abrir puertas y ventanas y tenemos más ánimos para movernos y sí, también para limpiar.
La basura y la mugre no sólo se acumulan en el exterior. Lo externo es un reflejo de lo interno. Desafortunadamente, con los años, vamos acumulando creencias limitantes, juicios o bloqueos que nos impiden ser felices. Muchos de ellos, como la mugre, se acumulan poco a poco sin que nos demos cuenta. Y si es importante limpiar el exterior, aún más importante es limpiar y sacar nuestra basura interior ya que es indispensable deshacerse de lo viejo para dar paso a lo nuevo.
Cuando limpiamos el exterior y empezamos a sacar lo que no usamos o ya no nos queda o gusta, nos damos cuenta del valor sentimental que le damos a los objetos. Una limpieza del exterior puede enseñarnos mucho de nuestro interior. Nuestro desorden es un reflejo de nuestra procrastinación y de los patrones que seguimos. Digamos que sacamos una blusa que no hemos usado en años y no la podemos tirar, y nos damos cuenta que es porque nos recuerda tal o cual momento o a una persona. O quizá entran nuestros miedos ¿Qué sucede si tiro esto y después no tengo dinero para comprar algo similar? La blusa se quedará en armario, sin duda.
Si tirar las cosas que no necesitamos es difícil, sacudirnos de las creencias limitantes, como: no soy suficientemente (alta, baja, joven, vieja, etc.) es aún más complicado. De la misma forma que conservamos un objeto que no necesitamos y solo ocupa espacio y acumula polvo; las creencias limitantes le roban el espacio a la auto aceptación y felicidad.
Para ambas cuestiones habría que preguntarnos: ¿Por qué es importante esto en mi vida? O bien, ¿éste objeto sigue siendo esencial para mí? Si no es esencial y aún lo quiero, ¿por qué lo quiero? Para poder dejar ir algo, ya sea una creencia limitante o esa blusa que no te pones desde hace años, debes saber por qué ya no lo necesitas. Para tirar algo, debes poder diferenciar lo que es esencial e importante para tu vida y lo que no lo es.
Mi amiga Helena guardaba ropa de diferentes tallas en su closet. Tenía algunas prendas hasta dos tallas más grandes, en caso de que volviera a engordar. Las guardó un buen tiempo hasta que entendió que, si su intención era estar saludable en su peso, la ropa enorme no estaba alineada con ese propósito, por lo que no tenía cabida dentro de su armario.
Aprovechar esta temporada para desempolvar nuestra casa y nuestra mente y librarnos de objetos y creencias que no necesitamos es positivo, aunque en ambos casos, es también un trabajo de todos los días.
En ocasiones sentimos que necesitamos renovarnos. De corazón deseo que esta Pascua, sea una fiesta para dejar atrás todo aquello que ya no necesitamos. ¡Buen Domingo de Pascua a todos!.
“No tengas nada en casa que no sepas que es útil o creas que es hermoso” — William Morris
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