Alguna vez me contaron que a fin de tomar una decisión imparcial, en las orquestas de Europa las audiciones se llevaban a cabo con el aspirante tras una mampara. De esta forma, quienes tomarían la decisión de la elección no tendrían ningún tipo de sesgo por su género, edad o apariencia física, simplemente escucharían su música y podrían determinar si era el mejor candidato para llenar la vacante en la orquesta. Desconozco si esta práctica sea común o si la historia sea cierta, pero me parece un gran método para poder elegir a la mejor persona para un determinado puesto, evitando que nuestros sesgos personales influyan en la decisión.
El pasado viernes, en un evento de organización política que respalda a Claudia Sheinbaum rumbo a elecciones de 2024, la senadora Olga Sánchez Cordero afirmó que moriría tranquila si una mujer es Presidenta de México: “Yo tengo casi 60 años en esto, creo que me podría morir tranquila si veo que una mujer llega a ser la Presidenta de este País. En mis casi 60 años de movimiento feminista y de vida, caminando, reconstruyendo y construyendo, luchando por los derechos porque en ese tiempo lo que hacíamos es luchar por los derechos”.
Sin duda, México está preparado para que una mujer sea gobernante. Y también es una realidad que hay mujeres con las cualidades necesarias para serlo. Sin embargo, me parece un error, reducir a una cuestión de género una elección presidencial.
Volviendo al tema de la orquesta, imaginemos que a la persona detrás de la mampara le dijeran: “Tocas bien, pero el que seas mujer fue lo que en realidad tuvo el peso mayor en nuestra decisión”. Creo que se sentiría mucho mejor si escuchara: “Tu ejecución fue impecable, eres la candidata ideal para este puesto”.
Elegir a quién llevará las riendas del rumbo de cualquier país es una decisión importante. Por ello, resulta imperante que busquemos a la mejor persona para para dirigir al país. Si la persona indicada es una mujer, adelante. Pero no creo que el género una elección presidencial deba ser una razón de peso para votar (o no votar) por una persona. Imaginen por un momento lo contrario: “Yo voté por Fulano porque es varón” o peor: “Yo no voté por Perengana porque es mujer”. No tiene sentido. Como dije, independientemente de su género, debemos buscar que llegue al poder, la persona que tenga la capacidad de dirigir al país y resolver los múltiples retos a los que nos enfrentamos.
Buen domingo a todos y gracias por leerme.
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