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  • Foto del escritorFernanda de la Torre V

Hay de transformaciones a transformaciones...



Cuando escucho la palabra “transformación” generalmente pienso en un gusano y todos los cambios que tiene pasar para convertirse en una preciosa mariposa. O quizá recuerde el cuento infantil El patito feo, en el que el patito del que todos se mofaban, se transforma en un precioso cisne. Finalmente, transformar (nos dice el diccionario) significa hacer que algo o alguien cambie de forma o sea distinto. Cambiar o ser distinto no necesariamente significa que sea para mejor. Robert Louis Stevenson nos pone un gran ejemplo en su novela El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, en el que mediante una pócima, el Dr. Jekyll transforma en el criminal Sr. Hyde.

Desde antes del inicio de su mandato, Andrés Manuel López Obrador anunció que encabezaría lo que llamó: “Cuarta Transformación” del país; siendo las otras tres (tal y como él mismo explica en su discurso ante la Organización de las Naciones Unidas el 23 de septiembre 2020): la Independencia, el Movimiento de Reforma impulsado por Benito Juárez y la Revolución Mexicana.

¿Está México en mejor momento que hace cuatro años? ¿Nos transformamos en un hermoso cisne? La respuesta, tristemente es negativa. El presidente y sus seguidores pueden tener otros datos, pero la realidad dice otra cosa. Repiten que no son iguales, que ya no hay corrupción y que se acabaron los privilegios, pero lo cierto es que en 2021 más del ochenta por ciento de los contratos fueron asignados por adjudicación directa, de acuerdo con Mexicanos contra la corrupción. Siguen los contratos a “compadres”, o hijos de funcionarios públicos. Casos que tanto molestaron a la opinión pública como la “Estafa Maestra” siguen ocurriendo en versión corregida y duplicada pero ahora en Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX) y su director, Ignacio Ovalle, fue defendido por el propio presidente. Si tanto nos molestó el “no te preocupes, Rosario” de Peña Nieto, ahora nos topamos con lo mismo. Duele aceptarlo, pero la corrupción, en este sexenio, es algo de lo que se habla mucho, pero se combate poco.

Si en temas de corrupción no vamos nada bien, en temas de salud, vamos peor. Uno de los peores países en el manejo de la pandemia, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. El desabasto de medicamentos es enorme, los padres de niños con cáncer llamados “golpistas”, y nos invitan a ponernos vacunas que no cuentan con el aval necesario de los organizamos internacionales.

¿Libertad de expresión? Existe, pero está amenazada. Si bien el presidente insiste en que no hay censura, desde la conferencia matutina se escuchan frecuentes descalificaciones a periodistas y medios: “Prensa Fifí”, “hampa del periodismo”, “manipuladores”, “medios conservadores”, “pasquines”, y un largo etcétera. Con justa razón, los organismos internacionales piden que los periodistas sean protegidos, ya que México es, de acuerdo con Reporteros sin Fronteras, uno de los países más peligrosos en el planeta para ejercer el periodismo.

No estoy diciendo que México era una panacea con gobiernos anteriores, había mucho que mejorar y corregir, muchos desafíos que superar. Eso, sin duda. Pero, como bien dice Fareed Zakaria, en The Washington Post, los vientos de cambio para mejorar se ven opacados por malas decisiones políticas. (Pueden ver su video aquí). Quizá una muestra del anacronismo en el que vive el presidente, es que mientras que el mundo se buscan opciones para energías limpias, en México se convocan manifestaciones para conmemorar el 85 aniversario de la estatización del petróleo.

Decía un maestro muy querido que los logros se “cacarean” una vez obtenidos y no antes. El presidente anunció la transformación antes de que ocurriera y ahora, que nos acercamos al ocaso de su gobierno, la transformación se parece más a la novela de Robert Louis Stevenson, que al cuento de El patito Feo, del danés Hans Christian Andersen.

Feliz domingo a todos. Gracias por leerme.


Espero tu opinión dejando un comentario en el blog, en mi cuenta de Twitter @FernandaT o en mi correo: info@neteandoconfernanda.com





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