Intro: “La baja autoestima es como conducir por la vida con el freno de mano puesto”. –Maxwell Maltz
Una de las lecciones más difíciles que tenemos que aprender, es el aceptarnos. Se dice fácil, pero no lo es en la práctica. Estar genuinamente conformes con quienes somos, cómo nos vemos y la edad que tenemos, toma tiempo y sabiduría, que no siempre poseemos.
Sentirte cómodo con tus orígenes, el color de tu piel, país, religión y con defectos y cualidades debería ser algo que nos enseñen desde el jardín de niños, pero no es así. La baja autoestima es un trastorno en el que una persona se ve a sí misma como inadecuado, desagradable o incompetente. La tragedia es que esta visión negativa de uno mismo impregna toda las áreas de tu vida y contamina todos tus pensamientos. Sientes que no mereces que lo bueno llegue a tu vida ya sea laboral, personal o sentimental.
Si alguien derrochaba autoestima en un escenario y parecía muy cómoda en su propia piel, fue Tina Turner. Sin embargo, La Reina del Rock no tuvo una vida fácil. Logró sobrevivir al abuso de su entonces marido Ike Turner y logró un regreso triunfal en los ochentas para ser un ídolo de las multitudes y respetada por sus colegas. En una entrevista para Stylist, sobre su libro Happiness become you (La felicidad te favorece), la formidable Tina Turner comentó cómo el haber cambiado de punto de vista sobre ella misma, cambió su vida.
“Me di cuenta de que la forma en que me veía a mí misma influenciaba la forma en que todos los demás me veían. Cuando era joven, mi percepción de mí misma era negativa. Realmente no me importaba cómo me veía, especialmente cómo se veían mis piernas, lo cual es gracioso ahora porque me volví casi tan famosa por mis piernas que por mi talento. Pero una vez que decidí que mi estándar personal de belleza sería el mío y que nunca me compararía con los demás, finalmente pude apreciarme por completo. Luego, si alguna vez me venía a la mente un pensamiento negativo, lo reemplazaba repitiendo uno positivo muchas veces, lo que funcionaba de maravilla”. Y añadió “La cultura de la comparación está pasando factura a nuestra autoestima”.
No hay una receta mágica para aprender a sentirnos cómodos con quienes somos, aceptarnos, sin embargo, Dejar de compararnos con otros, dejar de buscar la aprobación de quienes nos rodean y dejar de vivir para satisfacer las ideas de nuestros padres, cónyuges, hijos, jefes, etc. son un buen comienzo. Finalmente, el no sentirse cómodo en tu propia piel significa no aceptar quién eres realmente, ver tus fortalezas y debilidades y aprender a abrazarlas y trabajar con ellas. Dejar de pensar que la vida sería mejor cuando perdamos peso, tengamos más dinero, más éxitos, o lo que quieran. ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que dejemos de vivir con el freno de mano puesto?
Buen domingo a todos y gracias por leerme.
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