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Cajas chinas en 2025

  • Foto del escritor: Fernanda de la Torre V
    Fernanda de la Torre V
  • 3 ago
  • 2 Min. de lectura
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En política, una caja china es una estrategia de distracción mediática que se utiliza para desviar la atención de un escándalo o crisis gubernamental. Su propósito es distraernos con un tema (o escándalo de otro tipo) para mantener la opinión pública enfocada en este asunto secundario, a fin de desviar la narrativa del problema real o de las acciones gubernamentales.


El término proviene de un antiguo artefacto de entretenimiento chino en el que hay una caja dentro de otra, y dentro otra más… algo así como una serie de capas que ocultan el verdadero contenido. En la política y los medios, se refiere a ese acto de encubrir una verdad más grave o incómoda con algo más superficial pero ruidoso.


Si bien el término es reciente, las cajas chinas han sido utilizadas por políticos desde siempre. Ahí tenemos al faraón Ramsés II que, hace más de tres mil años, mandó hacer una infinidad de monumentos, templos y obeliscos que narran en bellos relieves y jeroglíficos su gran triunfo contra los hititas, y lo muestran como héroe de la batalla sometiendo a miles de enemigos. La realidad es que Ramsés II no ganó esa batalla; digamos que fue un empate, pero la propaganda sirvió para que el pueblo egipcio lo considerara un gran triunfo.


En la Antigua Grecia, de acuerdo con el historiador Tucídides, Pericles promovió un conflicto con Esparta pensando que una guerra externa podía unificar a la ciudadanía en torno a un enemigo común, distrayéndolos de los conflictos internos como la desigualdad social y el creciente descontento por los gastos del imperio. Después de la erupción del Vesubio, que destruyó Pompeya y Herculano, el emperador Tito inauguró oficialmente el Coliseo en el 80 d.C. con 100 días seguidos de juegos: gladiadores, cacerías y recreaciones de batallas navales, con el propósito de que el pueblo se olvidase de la tragedia y mejorara su popularidad.


Las historias de cajas chinas a lo largo de la humanidad llenarían miles de volúmenes. Lo que sorprende es que, a pesar de ser tan conocidas, sigan siendo utilizadas por los políticos y continúen siendo efectivas, ya que al día de hoy siguen logrando distraernos de lo fundamental e importante. Nos guste o no, esta táctica de manipulación —que apela a la falta de atención y al impulso emocional de la sociedad— sigue funcionando con una efectividad preocupante.


El problema es que, si no logramos ver las cajas chinas de nuestro gobierno y de otros, nos convertimos en cómplices involuntarios. Si hay un tema puntual en el que enfocarse, pero no le conviene al gobierno —como la corrupción de ciertos políticos en el partido en el poder— rápidamente sacan otro escándalo de un influencer, una celebridad o un político de un partido opositor, y la atención de todos se va hacia ese evento secundario.


Evitar caer en cajas chinas requiere estar bien despiertos y entrenar una mirada crítica frente a la información. Es necesario preguntarnos, cuando algo acapara los medios: ¿Qué otra cosa importante estaba pasando justo antes de esta noticia? ¿Por qué esto justo ahora? ¿A quién beneficia este cambio de conversación? Un buen ejemplo de lo anterior es la liberación de Israel Vallarta.


Espero tu opinión dejando un comentario en el blog o en mi cuenta de X @FernandaT.

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