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Amor, lujo y ascenso social: la hipergamia hoy

  • Foto del escritor: Fernanda de la Torre V
    Fernanda de la Torre V
  • 10 ago
  • 2 Min. de lectura


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Hace unos días leí un artículo en The New York Times sobre la hipergamia. El texto, escrito por Jesse McKinley y titulado “¿Qué es la hipergamia y qué tiene que ver con el divorcio de David Geffen?”, exploraba este término que, de pronto, ha empezado a aparecer en historias sobre tendencias de la cultura pop. Confieso que nunca había escuchado la palabra, aunque la práctica me resulta bastante familiar.


La hipergamia se define como la búsqueda de pareja o el matrimonio con alguien que tenga un estatus social, económico o educativo más alto que el propio. Lo que durante años hemos llamado “buscar un buen partido” o “casarse para arriba” (y, claro, también existen expresiones menos elegantes para describirlo).


En el artículo se menciona el divorcio del magnate de la música David Geffen, de 82 años, y su marido David Armstrong, 50 años menor. La pareja se conoció en seeking.com (antes seekingarrangements.com), un sitio que se presenta como un espacio “para que el amor y el lujo se encuentren”. Según McKinley, esta plataforma es muy relevante en el mundo del sugar dating, donde se conectan personas interesadas en intercambiar regalos o dinero por compañía. Algo que, si no es prostitución, se le parece bastante.


Aunque Jane Austen nunca usó el término, lo retrata perfectamente en Orgullo y prejuicio. Charlotte Lucas acepta casarse con Mr. Collins no por amor, sino por seguridad económica y ascenso social. Mientras tanto, Elizabeth Bennet y sus hermanas lidian con la presión social de casarse con hombres de mayor posición y fortuna. Así funcionaba la hipergamia en la Inglaterra georgiana.


En México, este patrón ha sido el eje de varias telenovelas y novelas. Ahí están Rubí o Arráncame la vida, donde la protagonista se casa con un poderoso político mayor que ella para escalar socialmente.


Más allá de cómo se conocieron Geffen y Armstrong, o del acuerdo inicial que tuvieran, lo cierto es que estamos ante una palabra relativamente nueva para una práctica tan vieja como el tiempo. Las relaciones humanas son complejas y siempre habrá quien considere romántico encontrar a alguien con solvencia financiera para resolver sus problemas. Nada nuevo bajo el sol.


Espero tu opinión en los comentarios del blog o en mi cuenta de X: @FernandaT.


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