¿Sentir gratitud? Con una pandemia y crisis económica, meses de confinamiento, sentir gratitud parece imposible. Para los seres humanos, resulta mucho más fácil enfrentar el cambio que la incertidumbre. ¡Y vaya que estamos enfrentando épocas de incertidumbre! Tanto a nivel personal y profesional, parecería que estamos en una carrera dónde no se ve la meta. Esta inédita situación, nos ha llevado a sentirnos más estresados, ansiosos y emocionalmente agotados. Y supongo que todos podemos estar de acuerdo en que no es agradable sentirse así.
El pasado jueves, se celebró en los Estados Unidos el Día de Acción de Gracias o Thanksgiving. Siempre he pensado que es una festividad que debemos adoptar. Reunirse con la familia o amigos para agradecer es algo muy positivo. En este memorable 2020, que parece que es más fácil encontrar temas por los que nos debemos sentirnos molestos o enojados, la gratitud es aún más importante. ¿Por qué?
De acuerdo con el Doctor Guy Winch, en un articulo publicado en el Harvard Business Review, la gratitud es una emoción que nos centra y nos aleja de pensamientos negativos. Cuando experimentamos gratitud, dejamos de pensar en lo que no tenemos para apreciar aquello que tenemos. Ese cambio es fundamental. Pensar en aquello que nos falta, nos hace sentir limitados, resentidos y envidiosos. Sentimientos que no nos llevarán a nada bueno. Por el contrario, la gratitud libera dopamina y serotonina que nos hacen sentir felices. La gratitud es una gran herramienta para sobrellevar estos tiempos difíciles.
De acuerdo con los estudios del Dr. Robert Emmons, líder mundial en el estudio de la gratitud, la gente que practica regularmente la gratitud se siente más feliz, más sana y tiene mejores relaciones. Expertos recomiendan hacer una lista o tener un diario para anotar las cosas por las que nos sentimos agradecidos. Cada uno puede usar la técnica que más le convenga. Para mi, el momento ideal para dar las gracias es en cuanto abro los ojos, antes de empezar el trajín del día a día.
Si así lo deseamos, podemos cambiar nuestra perspectiva ante una situación. Por ejemplo, el uso del cubrebocas. Podemos elegir ver su uso como algo que limita nuestra libertad (sí, a mí también me parece absurdo); o elegir ver su uso como una manera de protegernos y proteger a los demás. Podemos elegir pensar que es nuestra contribución a que haya menos contagios, a que no cierren comercios y más gente pueda conservar su empleo y también, como muestra de gratitud al personal sanitario que tantos esfuerzos ha realizado.
Si logramos centrarnos en nuestras bendiciones, en vez de en nuestras carencias, veremos que son éstas las que nos dan felicidad y llenan de sentido nuestra vida.
Buen domingo a todos y gracias por leerme.
Espero tu opinión dejando un comentario en el blog, en mi cuenta de Twitter @FernandaT o enviando un correo a: info@neteandoconfernanda.com
Comments