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Foto del escritorFernanda de la Torre V

El derecho a la oscuridad



Nos referimos siempre a la luz como una cualidad sin darnos cuenta que todo tiene dos caras o yin y yang. Después de todo, la evolución de las especies se dio con días luminosos y noches oscuras. Necesitamos a la luz; pero también a la oscuridad. Y también en sentido metafórico. Necesitamos tiempo para descansar, reflexionar y cargar baterías. La obscuridad nos da eso y mucho más.

En estos días leí un artículo en el Financial Times de Suzi Feay sobre la creciente preocupación de los daños a la salud que causa la iluminación artificial. En el artículo hablaba sobre el libro de Ana Levin Incandescent, que trata de los problemas que esta iluminación LED y fluorescente ha tenido en su salud y cómo afecta a la naturaleza.

La preocupación por la contaminación por la iluminación artificial a nuestra salud y al planeta no es una novedad. Hace tres o cuatro años hablé del tema después de una entrevista a Paul Bogard sobre su libro “El fin de la obscuridad” que es resultado de una investigación sobre la pérdida de la obscuridad. En su búsqueda, Bogard visitó varias ciudades: desde Las Vegas, Nevada (el lugar más brillante del planeta) a la oscuridad un desierto. Originario de Minnesota, Paul aprendió a disfrutar la obscuridad y a sentirse cómodo en ella. Un buen día notó que cada vez era más difícil ver las estrellas y cayó en cuenta de que se estaba perdiendo la obscuridad y ahí comenzó su investigación.

Paul tiene razón, cuando pensamos en “Luces Nocturnas” nuestros pensamientos nos llevaran a luces de neón y colores brillantes, difícilmente relacionaremos la frase con la luna y estrellas. Lo mismo sucede con “vida nocturna”, la asociaremos con: parranda, alcohol, excesos, humo, y reventón. Difícilmente pensaremos en murciélagos o flores abren sus pétalos y esparcen su perfume de noche. Nuestra desconexión con la naturaleza, es cada vez mayor.

¡Cuántas estrellas! Exclamamos sorprendidos cuando salimos de la ciudad para ir al campo. Nada de cuántas. Son las mismas estrellas en todas partes, su número no cambia, lo que sucede es que la iluminación artificial nos impide verlas. Nos preocupa la escasez de agua, la contaminación, el uso de combustibles fósiles y, claro, debemos preocuparnos por ellos, pero no hablamos y no nos preocupamos por la contaminación lumínica y al igual que otros temas ambientales, debemos hacerlo. Estamos perdiendo uno de nuestros patrimonios, se nos está escapando algo que es indispensable para nuestra salud y eso, es la obscuridad.

Para Bogard, la oscuridad es parte de la naturaleza, es necesaria para el medio ambiente y para nosotros como seres humanos. Paul subtituló su libro “Buscando a la noche en una era de luz artificial” con un significado literal pero también uno metafórico: “Buscamos la luz artificial, queremos todo rápido, fácil, feliz y olvidamos que vivir con la oscuridad es parte de la naturaleza humana. A veces estamos tristes, deprimidos, no comprendemos, no sabemos a dónde ir y es una parte de la vida. Las civilizaciones antiguas entendieron esto y le daban su lugar a la obscuridad pero ahora pensamos que podemos vivir sin ella”.

Paul explica en su libro cómo de esta oscuridad nació la posibilidad de ver las estrellas, aprender de ellas. En la oscuridad es propicia para la reflexión, el pensamiento y la meditación. Esta pérdida de oscuridad tiene consecuencias importantes en la salud del ser humano. La luz interrumpe nuestro sueño y da lugar a trastornos de sueño que provocan enfermedades como cáncer, diabetes y depresión, interrumpe los ciclos circadianos, impide la producción de melatonina (se ha encontrado que los niveles bajos de melatonina están relacionados con cáncer de próstata y de mama). Para la naturaleza también es desastrosa. La luminosidad destruye habitats de las criaturas que necesitan la oscuridad para vivir.

Podemos disminuir esta contaminación lumínica. ¿Cómo? primero dándonos cuenta que usamos demasiada luz y que mucha de ella se va al cielo, lo cual no beneficia a nadie. Tapar las fuentes de luz (alumbrado público principalmente) es sencillo y tiene grandes beneficios. Si las diriges hacia el suelo nos dejará con la misma cantidad de luminosidad, pero reducirá la cantidad que llega al cielo.

Necesitamos de la oscuridad de la misma manera que necesitamos de la luz. Defendamos nuestro derecho a tenerla.

Buen domingo para todos.

Me gustaría oír tu opinión. Por favor escribe a: info@neteandoconfernanda.com o en Twitter @FernandaT

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