El Covid19 ha interrumpido rutinas, cuestionado certezas y reacomodado nuestras prioridades y no es necesariamente negativo.
A finales del año pasado, el virus asomó su rostro. Quizá en un principio fue algo lejano, en otros continentes, pero ya no lo es. Está aquí y hay casi 300 mil enfermos en todo el mundo; al paso que lleva el contagio, tristemente pronto serán más. Por eso, es indispensable tomar medidas para protegernos y proteger a los demás. No debemos permitir que el miedo no domine, tenemos que actuar. Ciudadanos y gobierno estamos juntos en esto y juntos tenemos que salir adelante. El covid-19 ha logrado cambiar nuestra manera de actuar. Ha interrumpido rutinas, cuestionado certezas y reacomodado nuestras prioridades. No es la primera vez que pasamos una prueba así como humanidad y probablemente tampoco será la última. Cómo individuos, cada uno sabrá como puede utilizar este alto forzoso a su favor.
En el año 1665, Inglaterra se vio asolada por una epidemia: la peste bubónica conocida también como “La Gran Peste” que mató entre 70,000 y 100,000 personas en ese país. A fin de evitar contagios, las autoridades ordenaron limpiar las calles, cerrar los teatros, encerrar a los infectados y prohibieron las reuniones multitudinarias. Varias universidades cerraron sus puertas, entre ellas la Universidad de Cambridge. Uno de sus alumnos, Isaac Newton, decidió refugiarse en la casa de su familia en Linconshire. Durante el involuntario encierro, un buen día, después de la cena, Newton fue a sentarse bajo un manzano y le cayó uno de sus frutos en la cabeza. Lo siguiente es sabido por todos: a partir de este hecho Isaac Newton descubrió la Ley de gravitación universal, que nos permite calcular las órbitas de los satélites, la atracción entre los cuerpos e hizo posible medir la masa de la tierra. No sólo eso, durante el tiempo que estuvo en confinamiento, Newton tuvo tiempo para pensar y desarrollar varias de sus teorías sobre la óptica. Así que este productivo encierro trajo al mundo un importante avance.
Años antes, en 1606, otro brote de peste obligó a cerrar los teatros de Londres para evitar el contagio. Obligado a parar las representaciones de sus obras, William Shakespeare pudo concluir en ese período: Macbeth y El rey Lear, obras fundamentales en la historia de la literatura universal.
Entre los años 1347 y 1350 una terrible plaga asoló a Europa: La Peste Negra, que eliminó a un terció de la población. Mucho cambió a raíz de ese acontecimiento. La peste negra tuvo consecuencias sociales, económicas y religiosas. Los hechos dramáticos no pueden dejarnos inconmovibles. Además de un sinfín de complicaciones, el covid-19 también traerá muchos cambios a nivel personal y a nivel mundial. El encierro nos hará ver con otros ojos muchas cosas que generalmente damos por sentado o pensamos que no son importantes. Como sociedad tendremos que entender la importancia de las decisiones y acciones individuales para el bienestar colectivo y ser una sociedad más solidaria, comprometida y exigente. Este alto que nos obliga el covid-19 sin duda traerá diversos problemas y dejará al desnudo un sinfín de carencias, pero como en toda crisis, también habrá oportunidades para el cambio y superación.
Esto apenas empieza. Cuidémonos. Seamos solidarios. Seamos responsables. Actuemos a tiempo. Espero que los científicos la encuentren pronto, pero hasta ahora, no hay vacuna para flagelo.
Buen domingo a todos.
Espero tu opinión dejando un comentario en el blog, en mi cuenta de Twitter @FernandaT o en mi correo: info@neteandoconfernanda.com
Comments