Ayer, hace 50 años, un hombre (en palabras de Amrstong) dio un pequeño paso, que implicaría un gran salto para la humanidad, al caminar sobre la Luna. Desde entonces, doce seres humanos han pisado la superficie lunar. Ninguno de ellos es una mujer. A pesar de la falta de presencia femenina en nuestro satélite, estos vuelos no hubieran podido realizarse sin las aportaciones de valiosas mujeres. Aquí las historias de algunas de ellas:
Originaria de Pensilvania, Margaret W. ‘Hap’ Brennecke, fue la primera ingeniera de soldadura que trabajó en el Laboratorio de Materiales y Procesos en el Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA. Hap era una verdadera experta pionera en el campo de las aleaciones de aluminio. Sus conocimientos resultaron indispensables para el éxito del programa Apollo. Hap, además de una carrera larga uniendo metales y construyendo grandes estructuras, logró romper varias barreras en un campo previamente dominado por los hombres.
La única mujer en el cuarto de control para el Apollo 11 JoAnn Hardin Morgana ingeniera aeroespacial fue la primer ingeniera mujer de la NASA y la primera mujer en obtener el cargo de Ejecutivo Senior en el John F. Kennedy Space Center. Por su trabajo en la NASA fue galardonada por el presidente de los Estados Unidos Bill Clinton como Ejecutivo Meritorio, ademas de recibir varios premios y distinciones.
Ser pionero en cualquier área es algo meritorio, requiere de horas de esfuerzo y aprender de los errores. Margaret Hamilton fue la responsable de crear el software de orientación del Apollo, que permitió que Armstorn pusiera un pie en la luna. Fue directora de la División de Ingeniería de Software del Laboratorio de Instrumentación del MIT, donde desarrolló software de navegación “On-board” para el Programa Espacial Apollo. Buscando la legitimidad de su trabajo, comenzó a usar el término Ingeniero de Software . Su trabajo en la NASA es ha sido la base del diseño de varios programas en la actualidad.
Conocidas como “las computadoras” estas tres mujeres afroamericanas lograron alcanzar metas que parecían más lejanas que la propia luna. Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson. Su trabajo resultó indispensable para el éxito del Programa Mercury. Gracias a sus cálculos, el astronauta John Glenn logro orbitar la Tierra. Sus fascinante historia fue narrada en la película Hidden Figures (Talentos ocultos, en español). Ellas no sólo lucharon contra el machismo, sino contra el pensamiento racista. Katherine Johnson fue la primera mujer afroamericana que estudió un posgrado en la Universidad de Virginia Occidental.
La fotografía lo dice todo, horas antes de iniciar la aventura de viajar a la Luna varios hombres ayudan a Neil Armstrong a ponerse su traje de astronauta. Al fondo se ve una mujer cerca de lo que parece una computadora. Es Judy Sullivan, maestra de matemáticas y ciencias que se unió a la NASA en 1966 como la primera mujer ingeniera en operaciones espaciales. La ingeniera principal del sistema biomédico para la misión del Apollo 11. Durante la cuenta regresiva para el histórico lanzamiento, Judy supervisaba los datos biomédicos de los astronautas que legaban al cuarto de control.
La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, más conocida como NASA (por sus siglas en inglés) planea seguir el explorando el espacio que nos rodea. El programa Artemisa, pretende devolver a los astronautas a la superficie lunar para el año 2024, incluida la primera mujer, llegando esta vez al inexplorado Polo Sur de la Luna.
Si miramos las fotos del histórico lanzamiento del Apollo 11 podemos darnos cuenta cómo ha evolucionado la tecnología en medio siglo. No podemos decir lo mismo de la equidad de género. A pesar de tantos cambio y avances científicos, todavía en la superficie del planeta tierra, existen quienes consideran a la mujer como un ser inferior, o no apta para realizar ciertas tareas. Hemos llegado a pisar la superficie de otro cuerpo celeste; pero seguimos en pañales en la conquista del espacio interior, quizá el más importante.
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