Desamistad digital ¿tragedia o tema sin importancia?
- Fernanda de la Torre V
- hace 6 minutos
- 3 Min. de lectura

Las redes sociales nos ofrecen, además de información al instante, la posibilidad de conocer personas, descubrir otras formas de ver el mundo, aprender cosas nuevas y, sobre todo, expresarnos. Es un espacio donde podemos decir lo que pensamos y sentimos, casi sin filtros, sobre todo lo que se nos ocurra, nos interese o nos mueva.
Cada red tiene su estilo. En X (antes Twitter), un solo post puede decir tanto con tan poco. Aunque ya no son sólo 140 caracteres, la brevedad sigue siendo su esencia. Un solo tuit —o ahora también un reel, un hilo, o una historia— puede delatar más sobre una persona que una larga conversación.
Basta saber leer entre líneas. En Instagram mostramos lo que queremos que los demás vean de nuestra vida. En TikTok, conectamos desde el humor, las tendencias o los debates sociales. En todas, dejamos un pedacito de quienes somos. Y también recibimos un pedacito de los otros.
Pero las amistades digitales, como las reales, no son eternas. Basta un clic para eliminar, bloquear o dejar de seguir a alguien. Las razones son tan variadas como personales. Pocas veces es por una sola cosa: normalmente es por una acumulación de pequeñas molestias que, con el tiempo, pesan. Lo ideal sería aceptar a la gente como es, y que nos acepten también con todo y nuestras opiniones incómodas. Pero en el mundo virtual, la tolerancia tiene fecha de caducidad.
Hay quienes, molestos por un comentario, te eliminan de Facebook, te dejan de seguir en Instagram o te bloquean en TikTok. En X, el seguimiento y el “unfollow” son más volátiles: hoy estás, mañana no. ¿Importa? Depende. Si se trata de alguien cercano, tal vez duela. Pero a veces ni te enteras. Como me pasó una vez: quise mandar un mensaje y fue ahí donde descubrí que me habían eliminado.
Confieso que en mis primeros años en X sí me importaba saber quién me dejaba de seguir. Por fortuna, ya no me quita el sueño. Cada quien es libre de seguir a quien le dé la gana. Si mis posts no les interesan, adelante. Y si me molesta lo que alguien publica, simplemente dejo de seguir. No es personal. No tiene por qué serlo.
Según un artículo del Washington Post, las razones por las que la gente deja de seguir o elimina amigos en redes sociales incluyen:
Publicar demasiados contenidos políticos.
Compartir algo que se percibe como ofensivo o desagradable.
Discutir temas polémicos, como política o religión.
Hacer comentarios que podrían ofender a los amigos de otros.
Sorpresa o decepción al descubrir que las creencias políticas de alguien no son las que pensaban.
Cada quien usa las redes sociales para diferentes fines. Hay quienes las usan para obtener información, otros ideas o consejos prácticos. Algunos están ahí para tener “seguidores” o para promoverse. Todas son válidas. El peligro es medir el afecto por “likes”, ya que los seguidores no son amigos.
Y ahí está el meollo del asunto: no confundamos presencia con cercanía, ni seguidores con amigos. Las redes sociales pueden ser vitrinas brillantes o muros de contención emocional. Lo verdaderamente valioso no es quién te sigue, sino quién te escucha incluso fuera de línea. Porque al final, ningún “like” reemplaza una conversación honesta ni ningún algoritmo puede decidir por nosotros quién vale la pena
Espero tu opinión dejando un comentario en el blog o en mi cuenta de X @FernandaT.
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