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  • Foto del escritorFernanda de la Torre V

Cuerpos pandémicos, pero con aprendizaje





“Cuando todo parezca ir contra ti, recuerda que el avión despega contra el viento, no a favor de él”. — Henri Ford


Encontré, por casualidad, un artículo buenísimo en The Guardian de Amy Flemming titulado The pandemic body: how the Covid era changed us – from hair loss to weight gain (El cuerpo pandémico: cómo la era Covid nos ha cambiado - desde caída de cabello hasta el aumento de peso) en el que la autora relata las consecuencias a la salud que que la pandemia y confinamiento han ocasionado, aún en la personas que no han contraído el virus.


Flemming habla de la caída de cabello debido al estrés, aumento de peso, resequedad en los ojos por pasar más tiempo frente a la pantalla de la computadora y el aumento del consumo de alcohol. Los dentistas, por su parte, reportaron un aumento de bruxismo (apretar los dientes). El estrés también ha ocasionado un aumento en afecciones inflamatorias de la piel. Sin duda un artículo interesante, que me toca de cerca ya que he pasado por afecciones (no graves) similares a las que menciona como: el bruxismo dental, aumento de peso y otros achaques.


Si bien la mayoría de los habitantes del planeta no han contraído Covid, (afortunadamente) es evidente que el estrés de una pandemia, el subsecuente confinamiento y una crisis económica ha tenido efecto en la salud física y mental, de todos; sin importar en dónde nos encontremos. No tengo los datos para afirmarlo, pero sospecho que los datos de México respecto a los cambios ocasionados por la pandemia a nuestro cuerpo, probablemente sean similares a los del Reino Unido que menciona el artículo de Flemming.


Ciertamente nuestros cuerpos y mentes han pasado por un periodo difícil (que todavía no termina y nos obliga a no bajar la guardia). Afortunadamente, como dice el refrán: “No hay mal que por bien no venga” y sin duda los tiempos difíciles siempre traen aparejada la oportunidad de enseñarnos lecciones de vida. Ahora que estamos cerrando este “híbrido” 2021 y la variante omicrón, pinta con un tono de incertidumbre al 2022, considero que es un buen momento para reflexionar y de ser posible capitalizar sobre lo que hemos aprendido. En mi caso he aprendido a ser más agradecida, en particular por esas cosas que damos por sentado y que en realidad son bendiciones que hacen nuestra vida más fácil. El que la gente cercana a mí tenga salud, es un tesoro invaluable. Por otra parte, he aprendido a flexibilizarme. Entender que las cosas son como son y no como yo pienso que deberían ser, ha sido una lección difícil, pero valiosa. Hay que adaptarse a cambios, ajustar presupuestos, rehacer planes, soltar expectativas y confiar que todo estará bien. Otra valiosa lección ha sido entender que la cercanía espiritual no tiene nada que ver con la física. Podemos sentirnos cerca de alguien que está muy lejos. Lo que importante es la voluntad de estar presente, no la distancia.


No es de sorprender que ante tiempos difíciles nuestros cuerpos hayan sufrido diversos efectos derivados de la pandemia, pero tampoco debe asombrarnos que nuestro espíritu haya aprendido lecciones valiosas. Como dijo Albert Camus: “En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible.” ¿Qué aprendizajes les trajo esta pandemia? ¿Encontraron su verano invencible? Me gustaría escucharlo.


Buen domingo a todos. Gracias por leerme.


Espero tu opinión dejando un comentario en el blog, en mi cuenta de Twitter @FernandaT o enviando un correo a: info@neteandoconfernanda.com






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