Hoy en día que pasamos horas en el mundo virtual, debemos darnos cuenta de la suerte que tenemos cuando podemos estar frente a otro ser humano para disfrutar su compañía. Estar mirando el teléfono mientras nos hablan, es menospreciar a la persona y no darle valor al momento.
El otro día, a raíz de un artículo de la revista Time (http://time.com/5216853/what-is-phubbing/ ) que me enviaron sobre Phubbing, traté de contar las veces que miraba mi teléfono celular durante un día. Honestamente fueron tantas que para las 7:30 AM ya había perdido la cuenta. Es lo primero que miro cuando despierto y lo ultimo que veo antes de dormir. Si no tengo en la mano no importa, estoy pendiente de su sonido. Cada “ding, ding” me hace mirarlo para ver quién es y qué necesita. El problema no es cuanto tiempo pasamos mirando al celular (hay días que empiezo a pensar que ya no se puede subir uno al elevador sin ellos) sino lo qué ocasionamos a los demás mientras nos sumergimos en ese mundo virtual que nos tiene cautivos. Todos estamos conscientes que mirar el celular mientras manejamos es causa de accidentes; lo que quizá no nos quede tan claro, son los problemas que ocasiona cuando lo usamos frente a otras personas. El Phubbing, es un termino que quizá no forma parte de nuestro léxico cotidiano, pero sí de nuestra conducta.
Phubbing (para quienes como yo no conocían el término) es el ignorar a alguien con el que estás hablando para mirar tu celular. No hay palabra equivalente en español. El término está formado por el acrónimo de phone (teléfono) y snubbing (menospreciar). Sabemos lo molesto que es que no nos presten atención por mirar al celular; de hecho se han escrito ríos de tinta al respecto. Sin embargo, más allá de la molestia que el phubbing causa, poco nos hemos ocupado sobre el efecto que tiene en nuestras relaciones o cómo afecta cuando lo somos quienes lo ocasionamos o recibimos.
Todos hemos sacado el teléfono en una reunión para decir: “Un momentito, es que tengo que contestar esto, es de chamba” o “un segundito, es que si no le contesto a fulano se va a molestar”. Pensamos que esos segundos no cuentan, lo cierto es que estas interrupciones no benefician a nadie. El articulo de Jaime Ducharme en Time, habla de diversos estudios que han demostrado que el phubbing hace menos significativas las interacciones cara a cara. Uno de ellos, publicado en Computers in Human Behavior en 2016 encontró que el enviar mensajes de texto durante una conversación hacía que la platica fuera menos satisfactoria para ambos, en comparación de aquellos que interactuaban sin teléfonos. Aparentemente la mera presencia del teléfono durante la conversación, a pesar de que nadie lo utilice era suficiente para hacer que la gente se sintiera menos conectada.
Otro estudio que menciona el artículo, encontró que el phubbing amenaza cuatro de nuestras necesidades fundamentales: pertenencia, autoestima, sentido a nuestra existencia y control; ya que la gente que padece el phubbing se siente excluida e ignorada. Lo cual es particularmente peligroso ya que sucede todo el tiempo, como afirmaron los investigadores.
El teléfono se ha convertido en parte fundamental de nuestra existencia. Es imposible negar su utilidad así como tampoco podemos negar que su mal uso, nos ocasiona problemas. Hoy en día que pasamos horas en el mundo virtual, debemos darnos cuenta de la suerte que tenemos cuando podemos estar frente a otro ser humano para disfrutar su compañía. Estar mirando el teléfono mientras nos hablan, es menospreciar a la persona y no darle valor al momento. Si estamos con una persona que esta mirando constantemente su celular y eso nos hace sentir ignorados, lo mejor es decirlo. Desde luego que no lo hacemos intencionalmente, pero como todos sabemos, eso ni es excusa ni borra el daño que hace. Estar pendientes del teléfono es un hábito difícil de romper, pero no es imposible. Si al sacar nuestro celular para contestar un mensaje, recordamos lo que nos molesta que alguien nos ignore al mirar el suyo, quizá podemos dejar esta nociva conducta.
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