"Cuando una mañana se despertó Gregorio Samsa, después de un sueño agitado, se encontró en su cama transformado en un espantoso insecto” Franz Kafka, La metamorfosis.
Utilizamos el termino “kafkiano” para describir una situación absurda o surrealista y que no esta acorde con la realidad, como la de Gregorio Samsa al verse convertido en un insecto. Cuando pensamos en el escritor polaco, imaginamos en un hombre atormentado por las grandes cuestiones de la existencia. Pero como todos, Franz Kafka fue un hombre de muchas facetas y aunque cueste trabajo imaginarlo, también fue un hombre que se hizo pasar por una muñeca que narra a una niña pequeña sus aventuras en viajes. La historia fue recogida por el autor español Jordi Sierra i Fabrá en su novela: Kafka y la muñeca viajera, donde narra esa tierna y desconocida historia de Franz Kafka poco antes de morir.
A los 40 años, Franz Kafka (1883-1924), que nunca se casó y no tuvo hijos, caminó por el parque Steglitzer en Berlín cuando conoció a una niña que lloraba desconsolada porque había perdido su muñeca favorita. La pequeña y el escritor buscaron la muñeca sin éxito. Kafka le dijo que se encontrara con él al día siguiente para volver a buscarla. Al día siguiente, cuando aún no habían encontrado la muñeca, Kafka le dio a la niña una carta "escrita" por la muñeca, que decía: "Por favor no llores. Hice un viaje para ver el mundo, te escribiré sobre mis aventuras". Así comenzó una historia que continuó hasta el final de la vida de Kafka. Durante sus reuniones, Kafka leía las cartas de la muñeca, cuidadosamente escritas con aventuras y conversaciones que la niña encontraba adorables. Finalmente, Kafka trajo la muñeca (él compró una) que había regresado a Berlín. "No se parece a mi muñeca en absoluto", dijo la niña. Kafka le entregó otra carta en la que la muñeca escribió: "Mis viajes me han cambiado", la niña abrazó a la nueva muñeca y la llevó feliz a casa. Un año después, Kafka murió. Muchos años después, la niña ahora adulta encontró una carta dentro de la muñeca, en la minúscula firmada por Kafka estaba escrita: "Todo lo que amas probablemente se perderá, pero eventualmente el amor volverá de otra manera”.
De acuerdo con Gustavo Martín Garzo, autor del prólogo del libro Kafka y la muñeca viajera de Sierra i Fabrá, de Editorial Siruela, nunca conoceremos las aventuras de la muñeca: “Mucho tiempo después un biógrafo de Kafka quiso encontrar esas cartas, e incluso llegó a poner un anuncio en el periódico para ver si aparecía la niña, que entonces ya sería una anciana, pero nadie respondió a su llamada y las cartas nunca se encontraron. Cómo eran los textos que Kafka escribió para consolar a aquella niña nunca lo sabremos. Contenían un cuento que ya nadie podrá leer jamás”. De acuerdo a un artículo Fabrizio Postino* publicado en Aural Crave, la historia de Kafka y la muñeca fue narrada por su pareja, Dora Diamant, una mujer 20 años menor de Kafka y la única con la que vivió. La historia de Franz Kafka y la muñeca inspiró también un cortometraje realizado por Studio Kimichi dirigida por Bruno Simões.
Conocí esta historia a través de un oportuno WhatsApp que envió mi primo Pancho en estos tiempos de pandemia, para felicitarnos por el Día del Niño. Al igual que la muñeca de Kafka, todos estamos en un viaje a nuestro interior por el confinamiento y seguramente emergeremos diferentes. Nunca sabremos qué decían aquellas cartas de la muñeca, pero escribiremos las nuestras de este viaje inesperado, en el que alejarnos de los queremos es un acto de cariño y el distanciamiento un acto de conciencia social.
Buen domingo a todos.
¡Feliz Día de las Madres!
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* https://auralcrave.com/en/2018/02/19/franz-kafka-a-kind-gentleman-the-story-of-the-doll-traveler/
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