Hay decisiones fáciles o intrascendentes y otras, cuyas consecuencias nos acompañarán durante años. Esas decisiones forjan nuestros días, semanas años y finalmente nuestra vida.
Todo lo que decidimos tiene una consecuencia. Hay decisiones fáciles o intrascendentes y otras, cuyas consecuencias nos acompañarán durante años. Esas decisiones forjan nuestros días, semanas años y finalmente nuestra vida. Hay desiciones que sólo nos afectan a nosotros y otras que tienen consecuencias en la vida de otros.
Imaginemos un a médico durante la Primer Guerra Mundial, ahora que estamos a unos días de que se cumplen 100 años de que finalizó. Tiene en sus manos la vida de un soldado. Para que viva sabe que tiene que amputarle la pierna y tiene que hacerlo pronto. No hay tiempo que perder. Resulta que el paciente, además de ser soldado es un deportista muy conocido, así que titubea. Sabe que otros especialistas en ese tipo de lesión, recomendarían la amputación para salvar la vida del paciente.
No hay otro camino. Probablemente, por ser un paciente tan conocido, será criticado por su decisión y a pesar de ello sabe que debe tomar la decisión basado en su conocimiento y su experiencia, no en la popularidad del paciente. Después de todo, existe una razón por la que está ahí, al frente de ese quirófano. No convoca a los familiares a opinar sobre la amputación. Tampoco al resto de los pacientes. Cómo médico, su labor es salvar vida de su paciente, no quedar bien con los familiares, amigos o admiradores del soldado. Por impopular que su decisión lo convierta, tiene el respaldo de la experiencia de muchos médicos que opinan lo mismo. Toma una decisión y asume las consecuencias. Amputa a pierna del paciente y salva su vida. El tener un cargo de alta responsabilidad, conlleva tomar desiciones difíciles, trascendentes y muchas veces, impopulares. Es la otra cara de la moneda de tener un cargo así.
Soy de la opinión que la consulta del NAICM no debió llevarse a cabo. Ya los especialistas dieron su opinión como expertos y su opinión se inclina por Texcoco. Organizaciones especializadas en aeronaútica como MITRE, academias de ingenieros y empresarios han estudiado el proyecto y lo avalan sin dudarlo. El cancelar el nuevo aeropuerto con más del treinta por ciento de avance, con todas sus consecuencias, es una propuesta del presidente electo y él debe decidir sobre la misma basada en certezas, no especulaciones. Consultar a quienes no tienen experiencia no es una buena idea, y en este caso la mayoría de los consultados no tenemos la experiencia de los pilotos, organizaciones especializadas, o ingenieros, por lo que nuestra opinión no aporta datos de valor. Quizá si el médico hubiese preguntado por la amputación, muchos hubieran opinado que no debía hacerla. Las mayorías no necesariamente tienen la razón. En algún momento muchos pensaron que el sol giraba alrededor de la tierra.
Al gobernar un político cumple esencialmente una doble función: es representante y guía. Los ciudadanos esperamos que desempeñe ambos roles. Fueron electos democráticamente y esa es la razón por la que están en su puesto. Al votar les damos nuestra confianza de la misma manera en que se la damos a un médico cuando ponemos nuestra salud en sus manos.
La consulta que finaliza el día de hoy, ha demostrado tener muchos problemas. No fue imparcial, legal ni bien organizada. Una consulta así no es un ejemplo de democracia participativa, cuando quienes organizan apoyan claramente a uno de los proyectos. El debate es un falso debate. Cancelar Texcoco cuesta casi lo mismo que terminarlo. Texcoco cuenta con el aval de expertos, Santa Lucía no tiene siquiera un proyecto bien definido.
No se pueden tomar decisiones cruciales, basadas en una consulta que ha sido fuertemente cuestionada, es una decisión de gobierno y deben asumir esa responsabilidad. Confío en que nuestro presidente electo lo haga y tenga la entereza para tomar la decisión que le conviene a México a largo plazo. Si hay irregularidades en los contratos y construcción de NAICM que se revisen, se lleven a juicio y se sancionen. Pero pretender detener la obra más importante de infraestructura de nuestro país en décadas, con más del treinta por ciento de avance, esgrimiendo como argumento “que es la voluntad del pueblo” misma que se obtuvo en una consulta de dudosa manufactura, es algo que nuestro país no se merece.
Buen domingo a todos.
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